Actualidad en la artritis reumatoide
Epidemiología, fisiopatogenia y diagnóstico
Introducción
La artritis reumatoide (AR) es la enfermedad reumática autoinmune de mayor prevalencia entre la población adulta a nivel mundial y tiene especial relevancia porque ejerce un significativo impacto adverso sobre el bienestar general, la calidad de vida, la funcionalidad y la productividad de los individuos afectados, a la vez que está asociada a mortalidad prematura; por ende, impone una carga económica sustancial sobre los pacientes, los sistemas de atención en salud y la sociedad general.1-10
La artritis reumatoide es una poliartritis inflamatoria simétrica de las pequeñas articulaciones, de curso crónico y progresivo, caracterizada principalmente por la inflamación e hiperplasia sinoviales resultantes de la infiltración articular por células inmunes reactivas, la destrucción del cartílago articular, la erosión ósea, el compromiso poliarticular, el desarrollo de complicaciones sistémicas (de tipo cardiovascular, pulmonar, hematológico, cutáneo y esquelético), y sobre todo, la producción de autoanticuerpos, de los cuales, los de mayor relevancia clínica incluyen al factor reumatoide (FR), el cual se identifica en 69% a 90% de los pacientes, y los anticuerpos antiproteínas modificadas postraduccionalmente (AMPAs), que incluyen entre otros a los anticuerpos antiproteína citrulinada (ACPAs).1-4,6-9,11-15
En la artritis reumatoide se ha identificado una amplia variedad de AMPAs, contra proteínas modificadas por otros procesos postraduccionales diferentes a la citrulinación, tales como la carbamilación y la acetilación. Mientras que los ACPAs están presentes en 50% a 80% de los pacientes y pueden detectarse hasta una década antes del inicio de los síntomas de la enfermedad, en alrededor de 45% se identifican autoanticuerpos antiproteína carbamilada (anti-CarP), los cuales son detectables aún más tempranamente y están asociados a un mayor grado de destrucción articular con el tiempo. De otra parte, alrededor de 30% a 40% de los pacientes exhiben autoanticuerpos antiproteína acetilada, 35% tienen autoanticuerpos anti-PAD4 y 21% a 32% presentan autoanticuerpos anti-bRAF y anti-RA33.2,3,5,12-17
La presencia de FR y/o de AMPAs (especialmente de ACPAs) define a la artritis reumatoide seropositiva y ello ocurre en alrededor de 50% de los individuos con artritis reumatoide temprana, así como en 80% de aquellos con enfermedad establecida, pero en el porcentaje restante no se identifican dichos autoanticuerpos, de modo que tales pacientes corresponden a la artritis reumatoide seronegativa. Aunque los datos acumulados indican que la artritis reumatoide seropositiva y la seronegativa son dos entidades separadas, asociadas entre otros aspectos a determinantes genéticos y factores de riesgo específicos diferentes, así como a distintos patrones de evolución/progresión, las guías de manejo vigentes no hacen distinción entre ellas en cuanto al abordaje terapéutico inicial.1-5,12-18 Teniendo en cuenta la naturaleza progresiva del deterioro articular, el diagnóstico temprano de la artritis reumatoide es una cuestión fundamental, ya que permite la instauración oportuna de medidas terapéuticas encaminadas a frenar dicha progresión, centradas en la administración de fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARDs) y de esta manera previene tanto el desarrollo de daño severo e irreversible de las articulaciones comprometidas como la discapacidad asociada a este, con la subsiguiente reducción de la carga socioeconómica de la enfermedad. En tal sentido, la evidencia acumulada hasta la fecha indica que en los dos años posteriores al inicio de la enfermedad puede ocurrir una considerable destrucción articular (que suele ser permanente) y, por lo tanto, es esencial el manejo óptimo de la enfermedad durante este periodo crítico, sobre todo en los primeros tres a seis meses siguientes al inicio de la sintomatología.1-3,6,9-12,15,19,20
Epidemiología y factores de riesgo
Durante las últimas tres décadas la prevalencia global de la artritis reumatoide ha aumentado de manera sostenida, al punto que según estimativos recientes, en la actualidad afecta a alrededor de 1% de la población mundial (rango: 0,4% a 2%), siendo una de las enfermedades inflamatorias crónicas de mayor prevalencia entre los adultos. De acuerdo con una extensa revisión sistemática de estudios poblacionales, la prevalencia puntual promedio de artritis reumatoide entre la población adulta mundial es de 0,56% (rango: 0%- 2,7%), mientras que según el más reciente Global Burden of Disease Study, la prevalencia global estandarizada por edad fue de 224.25 casos por 100.000 habitantes (rango: 204.94 – 245.99) y la artritis reumatoide estuvo asociada a 3’060.000 años de vida con discapacidad, para una tasa ajustada por edad de años de vida con discapacidad de 36,4 por 100.000 personas (rango: 27,6-45,9 por 100.000); además, en una revisión sistemática, la prevalencia reportada de esta entidad entre la población de los países de bajos-medianos ingresos de la región de las Américas fue de 1,25%, mientras que la prevalencia estimada en Colombia varía de 0,52% a 1,49%.1,3,5,6,8-11,14-16,21
Los reportes epidemiológicos indican, consistentemente, que esta entidad es dos a tres veces más prevalente en las mujeres que en los hombres, con un riesgo durante la vida de 3,6% para ellas y de 1,7% entre los varones, y exhibe una frecuencia creciente de presentación a medida que aumenta la edad, con un pico máximo de incidencia entre los 65 y 80 años.1-4,8,14,15
La artritis reumatoide es una entidad multifactorial, que involucra la participación de factores genéticos, epigenéticos, ambientales y estocásticos (Figura 1). Mientras que en la enfermedad seropositiva los factores genéticos desempeñan un prominente papel etiopatogénico (ya que la heredabilidad es de hasta 65%), en el desarrollo de la artritis reumatoide seronegativa la susceptibilidad genética es, comparativamente, menos relevante (heredabilidad de 20%) y son los factores ambientales los que tienen especial relevancia. Ahora bien, de los factores ambientales vinculados al riesgo de desarrollar artritis reumatoide el más relevante es el tabaquismo, en tanto que otros factores menos significativos comprenden la exposición a sílice, asbesto o polvo de textiles, así como la colonización de la mucosa oral por Porphyromonas gingivalis, la disbiosis intestinal (en particular la disminución de la diversidad del microbioma) y la obesidad.1-4,12-18,22
Por su parte, los estudios de asociación genómica amplia (GWA) con polimorfismos de nucleótido único indican que más de 100 sitios cromosómicos específicos están vinculados a la susceptibilidad genética para la artritis reumatoide y la mayoría de ellos incluyen variantes de genes relacionados con la inducción, regulación y preservación de las respuestas inmunes, tales como los del antígeno leucocitario humano de clase II (HLA), que codifican moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad; sin embargo, los principales genes vinculados al desarrollo de la enfermedad varían dependiendo de la presencia o ausencia de FR y ACPAs. En este sentido, los estudios genéticos han demostrado la asociación entre la artritis reumatoide seropositiva y ciertas anomalías genéticas que involucran, entre otros, a los genes HLA-DRB1, HLADRB4, PAD14, PTPN22, CTLA4, IL-2RA y STAT4 (Tabla 1), siendo especialmente alto el riesgo de artritis reumatoide ACPA+ en los individuos que presentan los alelos HLA-DRB1*04, HLA-DRB1*01 y HLA-DRB1*10, así como ciertos alelos de los genes PTPN22 (que codifica para la proteína tirosina fosfatasa no receptora tipo 22, PTPN22), TRAF1 y C5; estos dos últimos genes codifican, respectivamente, para el factor 1 asociado al receptor del factor de necrosis tumoral y para el componente 5 del complemento.1-4,12-15,17,18,20
Figura 1. Factores contribuyentes al desarrollo de artritis reumatoide, de tipo genético-epigenético, ambiental y estocástico (lesión sinovial, infección articular).1-4,12,13,15,17
Tabla 1. Principales genes vinculados a la artritis reumatoide seropositiva.2,15,21
Aspectos fisiopatogénicos
Hasta la fecha no se conoce por completo la fisiopatogenia exacta de la artritis reumatoide, pero se considera que involucra la activación de una respuesta autoinmune en la que participan numerosas células efectoras y múltiples mediadores inflamatorios, a partir de la generación durante la denominada fase pre-artritis reumatoide de diversos autoantígenos; dichos autoantígenos, una vez modificados por diversos procesos postraduccionales, tanto enzimáticos como no enzimáticos (citrulinación, carbamilación, acetilación y otros), son captados por las células dendríticas y presentados a los linfocitos T y B, lo que desencadena la síntesis de autoanticuerpos específicos. En etapas ulteriores de la enfermedad el tejido sinovial es infiltrado por células inmunes, principalmente linfocitos T, linfocitos B y macrófagos, los cuales una vez activados liberan diversas citocinas proinflamatorias y quimocinas; de hecho, la inflamación articular es iniciada y mantenida por complejas interacciones entre los distintos subtipos de células dendríticas, los linfocitos T, los macrófagos, los linfocitos B, los neutrófilos, los fibroblastos y los osteoclastos (Figura 2) y en esta secuencia de eventos los linfocitos B desempeñan un papel fisio[1]patológico muy importante pues intervienen en múltiples procesos que contribuyen a amplificar y mantener la respuesta inflamatoria en el tejido sinovial. Así, los linfocitos B no solo liberan citocinas proinflamatorias (CCL3, TNF-α, IFN-γ, linfotoxina-β, etc.) y quimocinas promotoras de la migración de linfocitos T y células dendríticas, sino que al actuar como células presentadoras de antígenos inducen una prominente activación de los linfocitos T CD4+ ayudado[1]res, mientras que al diferenciarse en células plasmáticas, generan grandes cantidades de autoanticuerpos, los cuales forman complejos inmunes que, entre otros mecanismos, promueven la activación local del complemento, lo que lleva a la producción de C5a y complejos de ataque de membrana, que acentúan el daño tisular.1-5,8,12-17,22-25
Figura 2. Esquema condensado de la fisiopatología de la artritis reumatoide, que ilustra los mecanismos dependientes de las distintas células involucradas.1-5,8,12,15,23-2
Diagnóstico: Conceptos esenciales
La presentación clínica típica de la artritis reumatoide es la poliartritis simétrica, caracterizada por dolor, edema y rigidez articula[1]res; si bien la enfermedad puede afectar a cualquier articulación sinovial, casi siempre el compromiso inicial involucra a las pequeñas articulaciones distales de las manos y los pies. Por lo menos 40% de los pacientes presentan complicaciones sistémicas extraarticulares y la incidencia estimada de complicaciones extraarticulares serias es de 8,3%, siendo las más frecuentes la enfermedad cardio[1]vascular, la enfermedad pulmonar intersticial, la osteoporosis y el síndrome metabólico. En ausencia de tratamiento el daño articular empeora de manera gradual hasta la deformidad irreversible, ocasionando dolor persistente y discapacidad progresiva, a la vez que las manifestaciones sistémicas se hacen más prominentes y graves, con el subsiguiente incremento de la mortalidad prematura.1-5,8-11,13,19
El diagnóstico de la artritis reumatoide está basado en el juicio clínico y los criterios de clasificación establecidos por el Colegio Americano de Reumatología y la Liga Europea Contra el Reumatismo (ACR-EU[1]LAR) que asignan distintos puntajes a ciertos parámetros como el compromiso articular o la duración de la sintomatología (Tabla 2), de tal manera que una puntuación total ≥ 6 permite establecer el diagnóstico definitivo de artritis reumatoide, teniendo en cuenta que la sensibilidad diagnóstica de estos criterios es de 82% y su especificidad de 61%. Por su parte, los biomarcadores usualmente utilizados con fines diagnósticos son el FR y los ACPAs, y en menor proporción los anti-CarP; si bien el FR y los ACPAs están presentes en la mayoría de pacientes, la especificidad del FR para el diagnóstico de la enfermedad es de 60% a 85% y su sensibilidad es de 69%, mientras que los ACPAs tienen una sensibilidad diagnóstica de 67%, con una especificidad de 85%-99. Ahora bien, en los pacientes seronegativos para FR o ACPAs pero con firme sospecha clínica de la enfermedad, puede efectuarse como estudio diagnóstico alternativo la determinación de anticuerpos anti vimentina citrulinada mutante (anti-MCV).1-4,14,19,26,27
Para la confirmación de artritis reumatoide, el abordaje óptimo consiste en utilizar el diagnóstico diferencial (con entidades tales como el síndrome de Sjögren, la osteartritis, la espondiloartritis y la artritis psoriásica, entre otras), pero es un proceso difícil y a menudo requiere de la realización de biopsia y estudios diagnósticos adicionales. Una vez confirmado el diagnóstico, el paso a seguir es la evaluación de la actividad de la enfermedad y para ellos están disponibles numerosas herramientas validadas; según las recomendaciones actualizadas del Colegio Americano de Reumatología, las más apropiadas son: DAS28- ESR/CRP, CDAI, SDAI RAPID3 y PAS-II.1-3,7,11,19,27,28
Tabla 2. Criterios de clasificación y diagnóstico de la artritis reumatoide, establecidos por el Colegio Americano de Reumatología y la Liga Europea contra el Reumatismo (ACR/EULAR).1-4
Conclusiones:
La relevancia clínica de la artritis reumatoide obedece, principalmente, a las implicaciones adversas de la progresión de esta entidad sobre el bienestar general, la funcionalidad, la productividad y la calidad de vida de los individuos afectados. Por consiguiente, es crucial el diagnóstico temprano y la instauración inmediata de estrategias terapéuticas dirigidas a frenar tanto el deterioro de las articulaciones comprometidas como el desarrollo de complicaciones extraarticulares.1-10,12,15,19,20
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Cáncer de seno HER2 positivo
Evolución conceptual de la genética y la biología molecular
De acuerdo con los datos disponibles, 17% a 30% de las neoplasias malignas del seno exhiben amplificación y/o sobreexpresión del oncogén HER2 (también denominado ERBB2), que codifica para el receptor tipo 2 del factor de crecimiento humano (HER2), lo cual confiere a las células tumorales un fenotipo particularmente agresivo. Ahora bien, se estima que 20% a 30% de todas las pacientes con cáncer de seno temprano presentan sobreexpresión de HER2 y de ellas, 16% a 24% experimentan una rápida progresión a enfermedad metastásica.1-9
En las últimas dos décadas, el manejo del cáncer de seno HER2 positivo ha evolucionado dramáticamente, debido a la introducción de la terapia biológica dirigida contra el receptor HER2, mediante
anticuerpos monoclonales (como trastuzumab), ya que dicha estra- tegia terapéutica mejora de manera muy significativa el pronóstico de las pacientes. De hecho, la combinación de quimioterapia + terapia anti-HER2 basada en trastuzumab constituye el estándar de tratamiento del cáncer de seno temprano HER2 positivo, tanto en el contexto adyuvante (luego de la cirugía) como en el neoadyuvante (antes de la cirugía) y ello está sustentado en la evidencia acumulada desde la publicación de los estudios clínicos de refe- rencia de trastuzumab como terapia adyuvante en pacientes con cáncer de seno HER2 positivo.4,6-8,10-18
Evidencia Clínica de Traztuzumab
Los objetivos de la terapia sistémica neoadyuvante basada en tras- tuzumab comprenden: alcanzar una respuesta patológica completa antes de la cirugía, reducir el tamaño del tumor para incrementar la probabilidad de cirugía conservadora del seno, evitar la disec- ción axilar en pacientes que logran una respuesta axilar completa y evaluar in vivo la sensibilidad tumoral a la quimioterapia. A su vez, los objetivos específicos de la terapia sistémica adyuvante consisten en: mejorar la sobrevida global (a 5 y 10 años), así como prolongar la sobrevida libre de enfermedad, erradicar la enfermedad micrometastásica y prevenir la recurrencia distal.2,4,8,10,13,19-21
Tal como señalan las guías vigentes de la ASCO, la terapia neo- adyuvante sistémica basada en trastuzumab es el tratamiento de elección para las pacientes con cáncer de seno inoperable, ya sea inflamatorio o localmente avanzado (IIB-IIIC), y se recomienda, además, para aquellas con cáncer de seno de alto riesgo sin compromiso ganglionar, así como en pacientes con tumor operable > 2 cm y/o compromiso ganglionar (N+) y cuando es preferible retrasar la cirugía; en cuanto a la terapia adyuvante, estas guías la recomiendan en todas las pacientes con cáncer de seno temprano HER2 positivo con afectación ganglionar (N+) y para aquellas con tumores > 1 cm, de diámetro mayor, sin compromiso ganglionar (N0), a la vez que debe considerarse en las pacientes con tumores ≤ 1 cm y con ganglios linfáticos negativos, sobre todo en aquellas con enfermedad negativa para receptores hormonales. Las guías actualizadas de la ESMO y de la Conferencia Internacional de Consenso St. Gallen (SGICC-2023) presentan recomendaciones similares y la guía ESMO propone un algoritmo para la selección de la terapia anti HER2 centrado en la respuesta obtenida con el tratamiento neoadyuvante (Figura 1).4,10,11,13,19,20,22-24
Figura 1. Algoritmo para la selección de la terapia anti HER2 en pacientes con cáncer de seno temprano HER2 positivo, según la guía vigente de ESMO.23
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Rol patogénico de los linfocitos B y otras células inmunes en la artritis reumatoide
La artritis reumatoide hace parte de las enfermedades reumáticas autoinmunes. Esta entidad Inflamatoria, de curso crónico, es una poliartritis simétrica de pequeñas articulaciones, que se caracteriza principalmente por la destrucción del cartílago articular, la erosión ósea y la producción de autoanticuerpos, tales como el factor reumatoide (FR) y los anticuerpos antiproteína citrulinada (ACPAs).1-9
Accede aquí al documento completoReferencias
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Día mundial de la salud OMS
Abraza el lado hermoso de la vida
26 de Marzo: Un día para prevenir el cáncer de cuello uterino
El cáncer de cuello uterino representa un desafío significativo para la salud pública a nivel mundial al ser uno de los más frecuentes. En Colombia, es el tercer tipo de cáncer más frecuente en mujeres, con 4570 nuevos casos cada año. Además, 14.376 pacientes viven con esta condición y 2435 fallecen por esta causa.
Este 26 de marzo se celebra el Día Mundial de Prevención del Cáncer de Cérvix, una oportunidad crucial para reflexionar sobre la importancia de la prevención, detección temprana y tratamiento adecuado de esta enfermedad.
El principal factor de riesgo detrás del cáncer de cérvix es el Virus del Papiloma Humano (VPH). Aunque la mayoría de las personas sexualmente activas contraerán el VPH en algún momento de sus vidas, por lo general no muestran síntomas. Sin embargo, en algunos casos, la infección puede causar cambios celulares que conducen al cáncer; la mayoría de los casos se explican por dos serotipos, el 16 y el 18, los más agresivos de los 14 serotipos de alto riesgo. Contraer un serotipo de VPH no protege contra otros serotipos, por lo que la vacunación es una estrategia válida, incluso si ya se ha padecido una infección por algún serotipo de VPH.
La prevención juega un papel fundamental en la lucha contra esta enfermedad. La vacunación contra el VPH es una estrategia clave, recomendada preferiblemente entre los 9 y 14 años, antes de que las personas inicien su vida sexual. Además, el tamizaje a partir de los 30 años permite detectar lesiones precancerosas que, si se tratan adecuadamente, pueden prevenir el desarrollo del cáncer de cérvix.
Pero la prevención no se limita solo a la vacunación y el tamizaje. Otras medidas como evitar fumar, usar preservativos y realizar la circuncisión masculina voluntaria también pueden ayudar a reducir el riesgo de contraer el VPH y, por ende, desarrollar cáncer de cérvix u otros cánceres relacionados. Además de causar cáncer de cuello uterino, el VPH puede causar cáncer de orofaringe, ano, pene, vagina y vulva. El VPH se transmite con facilidad en una pareja sexual. Se transmite mediante el contacto íntimo de piel con piel, incluso por contacto sexual vaginal con el pene (vagina-pene), contacto sexual anal con el pene (ano-pene), contacto sexual oral con el pene (boca-pene), contacto sexual oral con la vagina (boca-vagina) y el uso de juguetes sexuales o de otros objetos durante la actividad sexual. La infección se transmite con facilidad en una pareja sexual. El uso de condones y barreras bucales disminuye la probabilidad de transmisión del VPH, pero no la impide por completo.
Referencias
Bibliografía:
31 de Marzo: Un día para cuidar el colon
El cáncer de colon y recto representa una preocupación importante para la salud pública en Colombia, siendo el tercer tipo de cáncer más común en el país, después de los cánceres de seno y próstata. Con 11,163 nuevos casos y 5,640 fallecimientos anuales, la detección temprana y la prevención son cruciales para reducir su impacto.
El 31 de marzo se celebra el Día Mundial para la Prevención del Cáncer Colorrectal, una ocasión para aumentar la conciencia sobre esta enfermedad y la importancia de la detección temprana. Esta fecha sirve como recordatorio de la necesidad de promover la prevención y el tamizaje regular para reducir la carga del cáncer colorrectal en la sociedad. A partir de los 45 años, se recomienda encarecidamente iniciar el tamizaje para detectar cualquier anomalía en el colon o recto. La detección oportuna de pólipos precancerosos puede prevenir la progresión hacia un cáncer invasivo, lo que demuestra que el tamizaje salva vidas.
Casi todos los cánceres inician como un pólipo benigno, por ello la colonoscopia periódica y la remoción de los pólipos son estrategias efectivas para reducir el impacto de esta enfermedad; además, la adopción de un estilo de vida saludable puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Mantener un peso adecuado, ser físicamente activo y seguir una dieta equilibrada son medidas importantes. Una dieta rica en vegetales, frutas y granos enteros, junto con la limitación del consumo de carnes rojas y procesadas, puede disminuir aún más el riesgo.
Entre los factores de riesgo para desarrollar este tipo de cáncer se encuentran la edad, antecedentes familiares, historial personal, factores genéticos, consumo de alcohol, tabaquismo, raza y obesidad, de modo que las personas con dichos factores de riesgo deben ser más acuciosas con el tamizaje y adoptar estilos de vida saludables.
Algunos estudios sugieren que ciertos nutrientes pueden influir en el riesgo de cáncer colorrectal. Por ejemplo, el calcio, la vitamina D y el magnesio pueden desempeñar un papel en la prevención. Se necesita más investigación para comprender completamente su impacto y determinar la dosis óptima. Si tienes 45 años o más, ¿Ya agendaste tu cita para la colonoscopia?
Referencias
Bibliografía:
La voz de la experiencia en neutropenia febril NF y cáncer ginecológico
NEUTROPENIA FEBRIL EN PACIENTES CON CÁNCER DE MAMA Y GINECOLÓGICO TRAS QUIMIOTERAPIA CONVENCIONAL
La neutropenia febril (NF) constituye la toxicidad limitante de dosis más común de la quimioterapia mielosupresora, y es causal de hasta el 50% de la mortalidad en estos pacientes.1
El tipo de malignidad puede ser predictor significativo de NF2 :
» Cáncer de mama: 40,1%
» Cáncer de ovario: 8,1%
Existen factores asociados a mayor riesgo de NF en cáncer de mama y ginecológico, descritos en diversos estudios retrospectivos.3,4
QUIMIOTERAPIA (QT) Y MAYOR RIESGO DE NF
Ciertos regímenes de QT son predictores significativos de NF y hospitalización relacionada, incluyendo3 :
» Antraciclinas (doxorrubicina)
» Taxanos (docetaxel)
» Alquilantes (ciclofosfamida)
» Inhibidores de topoisomerasa (etopósido)
» Gemcitabina y vinorelbina
El uso de CSF profilácticos resulta fundamental en la prevención de NF en cáncer de mama y ginecológicos.5–8
Referencias
1. Fietz T, Lück A, Schulz H, et al. Prophylaxis of chemotherapy-induced neutropenia and febrile neutropenia with lipegfilgrastim in 2489 cancer patients: final results from the non-interventional study NADIR. Curr Med Res Opin. 2019;35(7):1127-1138. doi:10.1080/03007995.2018.1560200 2. Lyman GH, Kuderer NM, Crawford J, et al. Predicting individual risk of neutropenic complications in patients receiving cancer chemotherapy. Cancer. 2011;117(9):1917-1927. doi:10.1002/cncr.25691 3. Lyman GH, Abella E, Pettengell R. Risk factors for febrile neutropenia among patients with cancer receiving chemotherapy: A systematic review. Crit Rev Oncol Hematol. 2014;90(3):190-199. doi:10.1016/j.critrevonc.2013.12.006 4. Nomura M, Morita Y, Kakiuchi A, et al. The association between chemotherapy-induced febrile neutropenia and breast cancer subtype in Japanese patients. Int J Clin Pharm. 2020;42(1):7-10. doi:10.1007/s11096-019-00952-x 5. Hashiguchi Y, Kasai M, Fukuda T, Ichimura T, Yasui T, Sumi T. Chemotherapy-induced neutropenia and febrile neutropenia in patients with gynecologic malignancy. Anticancer Drugs. 2015;26(10):1054-1060. doi:10.1097/CAD.0000000000000279 6. Collins JM, Fleming GF, Christ TN. Comparison of the incidence of febrile neutropenia in obese and normal weight breast cancer patients receiving myelosuppressive chemotherapy and prophylactic pegfilgrastim. J Oncol Pharm Pract. 2019;25(5):1112-1118. doi:10.1177/1078155218776471 7. Salako O, Sharafadeen Okunade K, Adeniji AA, Fagbenro GT, Afolaranmi OJ. Chemotherapy induced neutropenia and febrile neutropenia among breast cancer patients in a tertiary hospital in Nigeria. ecancermedicalscience. 2021;15. doi:10.3332/ecancer.2021.1188 8. Klastersky J, de Naurois J, Rolston K, et al. Management of febrile neutropaenia: ESMO Clinical Practice Guidelines†. Ann Oncol. 2016;27(suppl_5):v111-v118. doi:10.1093/annonc/mdw325
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