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MAPEANDO EL DOLOR

Dolor

Aunque el dolor es una experiencia subjetiva, desde el siglo XIX se ha hecho evidente la necesidad de medir el dolor. Sin embargo, fue hasta principios de la década del 40 del siglo XX cuando un grupo de la Universidad de Connell, conformado por Hardy, Wolff y Goodell, comenzó a trabajar oficialmente en la elaboración de un método para medir la intensidad del dolor. Esta búsqueda estaba motivada por el cambio del concepto del dolor, que ahora incluía las vías neurológicas, los receptores periféricos y los centros cerebrales. De modo que el primer paso de los investigadores fue la creación de un dispositivo que producía un estímulo doloroso sobre la piel, llamado dolorímetro. Luego, crearon un sistema de puntuación para medir la intensidad del dolor experimentado.1-3

Paralelamente, tras la Segunda Guerra Mundial, Keele realizó estudios psicofisiológicos que permitieron entender mejor las técnicas utilizadas en la medición del dolor y proponer las primeras escalas, que fueron publicadas en 1948. Posteriormente, en 1953, John Bonica, conocido como el padre del estudio del dolor, publicó el primer libro que estudia a profundidad el tema. La historia continúa con Beeche, quien en 1959, al describir por primera vez el efecto placebo, identificó las variables que permiten calificar el dolor clínico con base en las respuestas subjetivas del paciente.1, 2

A mediados de la década del 60, dos psiquiatras del Reino Unido, Michael Bond e Issy Pilowsky, propusieron la escala analógica visual (EVA). No obstante, dado que la EVA se utilizó inicialmente solo para evaluar estados de ánimo, en 1974, Bond y Lader la introdujeron como una escala para medir el dolor debido a su alta sensibilidad y validez.2, 3

Por esa misma época, Ronald Melzack y Warren Torgerson idearon una escala verbal de 5 puntos, que incluía un espectro de leve a insoportable. Además, crearon una serie de palabras descriptivas con el fin de establecer un lenguaje propio del dolor, es decir, una terminología unificada que se pudiera utilizar en todos los entornos clínicos. A partir de estas palabras, en 1975, Melzack creó el cuestionario del dolor de McGill, una herramienta que se volvió fundamental en el estudio del dolor.3

Desde la consolidación de estas escalas en los 70 han surgido otras, como la numérica análoga de dolor (ENA), publicada por Downie en 1978, y otras que permiten mapear el dolor teniendo siempre como base la percepción del paciente, quien es el que mejor conoce su dolor.2

Referencias

1. Serrano-Artero MS, Caballero J, Cañas A, et al. Valoración del dolor (I). Rev. Soc. Esp. Dolor. 2002;9:94-108. 2. González-Estavillo AC, Jiménez-Ramos A, Rojas-Zarco EM. Correlación entre las escalas unidimensionales utilizadas en la medición de dolor postoperatorio. Revista Mexicana de Anestesiología. 2018;41(1):7-14. 3. Ball C, Westhorpe RN. The history of pain measurement. Anaesthesia and Intensive Care. 2011;39(4):529.

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Caso de un Paciente con Vértigo

Dolor

“Me preocupa no poder volver a conducir solo” Michael, 58 años
DIAGNÓSTICO: vértigo vestibular de origen desconocido,

Este es Michael, tiene 58 años, parece gozar de excelente salud y se desplaza al trabajo en su automóvil. En los últimos dos meses, ha experimentado episodios en los que se ha sentido extremadamente mareado hasta el punto de empezar a entrar en pánico. Los tratamientos anteriores le han dado sueño. Su médico ha identificado que padece vértigo vestibular de origen desconocido.

¿PODRÍA LA BETAHISTINA SER LA OPCIÓN CORRECTA PARA MICHAEL?

Los estudios clínicos diseñados específicamente para investigar la capacidad de conducir han demostrado que la betahistina tiene un efecto nulo o insignificante.1 A diferencia de otros medicamentos utilizados para tratar el vértigo, se considera comúnmente que la betahistina no causa sedación en dosis terapéuticas.2,3

¿CUÁL ES EL EFECTO DE LA BETAHISTINA EN LA COMPENSACIÓN VESTIBULAR?

Los efectos incapacitantes para los pacientes de vestibular mejoran con la recuperación funcional espontánea a través del proceso de compensación vestibular.1

LA BETAHISTINA FACILITA LA COMPENSATION2 VESTIBULAR

Evaluación del paciente de la mejora de la estabilidad postural tras la neurotomía vestibular unilateral*

BETAHISTINA 48 MG / DÍA MEJORÓ LA ESTABILIDAD POSTURAL EN 7 DIAS, QUE ES SOLO 4 DÍAS DESPUÉS DE QUE EL TRATAMIENTO EMPEZARÁ4

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LA RECONFORTANTE VOZ DEL ALIVIO

Dolor

LA ESCALA ANALGÉSICA DE LA EMPATÍA Y LA ESCUCHA

Me quedé anclada a la silla. Después de una jornada laboral muy ocupada, en la que tuve que estar la mayor parte del tiempo sentada, el dolor en la zona lumbar casi no me deja levantar. Luego, en los días siguientes, el dolor se volvió cada vez más intenso al punto de llevarme a tomar analgésicos tres veces al día. Antes de consultar con el médico me enteré de que el dolor lumbar es la principal causa de discapacidad en todo el mundo y que está fuertemente vinculado con la pérdida de funcionalidad. Sin embargo, cuando asistí a la consulta, la indicación fue continuar con los analgésicos por un par de semanas más y tratar de hacer pausas activas. No hubo tiempo para que yo expresara el temor que me producía la posibilidad de perder mi empleo por causa del dolor.1

Pasaron más de seis meses entre radiografías, sentarme en un cojín inflable e ir y venir de un analgésico a otro, pero el dolor no cedía, por el contrario, ya no me dejaba dormir bien y no soportaba estar sentada por más de 15 minutos. Fue entonces cuando, en una nueva consulta, el médico me explicó que para reducir el impacto del dolor y mejorar la funcionalidad y la calidad de vida es necesario que el tratamiento esté enfocado en el paciente, no en el síntoma que es el dolor. Al hacerme preguntas acerca de lo que esperaba del tratamiento, de cómo me sentía con los analgésicos, del nivel de angustia que me producía el dolor y de las actividades que me gustaría volver a realizar, por primera vez me sentí escuchada y pude describir cómo percibía la afectación que el dolor lumbar causaba en varios aspectos de mi vida, no solo en el laboral. Si bien nunca llegué a tener depresión, el dolor sí me estaba llevando al aislamiento social.2

Todo esto me sirvió para entender que la experiencia del dolor es multidimensional y que yo, como paciente, debía asumir un papel más activo en las decisiones de mi propio tratamiento. Después de comprender que la causa del dolor no es solamente física, sino que en su desarrollo y cronificación intervienen la genética, el entorno social, los miedos y expectativas, los resultados de otros tratamientos realizados previamente, la edad y el uso de opioides a largo plazo, mi perspectiva cambió completamente.2, 3 Con base en mi experiencia, como una mujer de 52 años con un dolor lumbar crónico, hoy puedo decir que el tratamiento efectivo del dolor empieza por la empatía y la escucha. Solo cuando me hicieron una evaluación que indagaba por todas las condiciones físicas, emocionales y sociales presentes en mi vida, pude identificar que mi dolor no cedía por causa del estrés y la angustia. Estaba en un círculo vicioso de emociones, postura corporal y presión laboral. Pero el abordaje multidisciplinario y multimodal me ayudó a tener una visión más amplia del dolor, a manejarlo y a recuperar mi funcionalidad.

Referencias

1. Benz T, Lehmann S, Elfering A, et al. Comprehensiveness and validity of a multidimensional assessment in patients with chronic low back pain: a prospective cohort study. BMC Musculoskelet Disord. 2021;22(1):291. 2. Langford DJ, Tauben DJ, Sturgeon JA, et al. Treat the Patient, Not the Pain: Using a Multidimensional Assessment Tool to Facilitate Patient-Centered Chronic Pain Care. J Gen Intern Med. 2018;33(8):1235-1238. 3. Blanco E, Chavarría G, Garita Y. Manejo multimodal del dolor crónico. Revista Médica Sinergia. 2021;6(4):e625.

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LAS MÁSCARAS DEL DOLOR

Dolor

El complejo fenómeno del dolor está mediado tanto por causas físicas como psicológicas y, aunque puede existir dolor psicógeno sin dolor físico, el dolor psicógeno siempre acompaña al dolor físico. Por lo tanto, la experiencia integral del dolor es psíquica, independiente del origen. Así las cosas, a medida que un paciente centra cada vez más la atención en su sensación de dolor, la percepción de la intensidad puede aumentar, situación que lo lleva a presentar quejas que ante los profesionales de salud pueden resultar irracionales, pero que ocultan factores genuinos.1,2 Ahora bien, en la definición del dolor psicógeno es preciso aclarar que, aunque está asociado a factores psicológicos, tiene un estatus diferente a la depresión, la ansiedad, la desesperanza, la ira y otras emociones. Sin embargo, algunos problemas emocionales pueden causar, aumentar o prolongar el dolor y, debido a que el cerebro es el centro que descifra los niveles y la localización del malestar, las personas que tienen un trastorno emocional subyacente tienen un mayor riesgo de presentar dolor psicógeno.2,3

LA DELGADA LÍNEA ENTRE EL DOLOR PSICÓGENO Y EL DOLOR FÍSICO

¿Cómo tener la certeza de que el origen del terrible dolor que refiere el paciente está totalmente en su mente? Más aún, ¿cómo evaluar a alguien que puede tener una lesión orgánica con solapamiento psicógeno? Para responder adecuadamente a estos desafíos de la práctica clínica no hay una respuesta infalible, por lo que la mezcla de paciencia con experiencia será la guía.1

De acuerdo con las imágenes cerebrales, los límites entre el dolor físico y el dolor psicógeno son difusos puesto que hay una sobreposición de las estructuras involucradas en ambos. En efecto, el dolor psicógeno activa varias de las estructuras nociceptivas del cerebro que también se observan en el dolor físico, como algunas áreas de la circunvolución cingulada anterior, la circunvolución frontal 6 inferior, la ínsula, el tálamo y la sustancia gris periacueductal del tronco cerebral. Así mismo, se han identificado otras áreas afectadas, relacionadas con la recompensa y la motivación, entre las que se encuentran el núcleo accumbens y la sustancia gris ventrotegmental.2

No obstante, en la práctica real es importante diferenciar el dolor de la angustia emocional y no desestimar el dolor psicógeno como si este no fuera real. Los dos son tipos de dolor real y pueden provocar un gran sufrimiento.4

Ante la queja de un paciente, no se puede dudar de que su dolor es biológicamente real en tanto que todos los pensamientos y sentimientos tienen una base neurofisiológica. El reto no es identificar el límite entre un tipo de dolor u otro, sino encontrar una manera eficiente de responder ante ese dolor. Por ejemplo, si un paciente, cuyo dolor es la máscara de un reclamo de indemnización por una herida emocional irresuelta, sigue un tratamientoanalgésico convencional, es muy probable que al cabo de unas pocas semanas refiera que los síntomas no han mejorado o han empeorado, y esto no solamente es desalentador para el médico, sino que afecta el estado mental del paciente. Pero, por otro lado, el hecho de que un tratamiento no tenga éxito no significa que el dolor sea meramente psicógeno.1,4

EL DESAFÍO DEL DIAGNÓSTICO Y EL TRATAMIENTO

En el diagnóstico del dolor psicógeno es fundamental tener en cuenta la coherencia entre la descripción que hace el paciente y la evaluación física. Las suposiciones sobre posibles factores psicológicos, como ansiedad, depresión, vida estresante o insatisfacción familiar no pueden ser la base del diagnóstico, pues la concentración en los aspectos emocionales puede hacer perder de vista una causa física que, de hecho, exista.1

Frente a un dolor que se ha vuelto crónico, es importante aplicar estrategias para gestionar la angustia antes de que se desencadenen situaciones más complejas como la desesperanza o incluso la ideación suicida. En este punto, es necesario mostrarles a los pacientes que pedir ayuda psicológica no es estigmatizante, no minimiza la experiencia del dolor que está viviendo y no significa que el médico crea que el dolor es imaginario.3

Involucrar al paciente en su plan de tratamiento, fijando objetivos realistas en conjunto y estableciendo una comunicación abierta que le permita sentir confianza es el primer paso para encontrar un alivio que contemple lo físico y lo psíquico.3

Referencias

1. Psychogenic pain. Orthopaedic medicine and psychogenic pain. Elsevier. 2013:e320-e326. 2. Méndez JC. Dolor psíquico: una mirada a su condición actual. Rev Chil NeuRo-Psiquiat. 2019;57(2):176-182. 3. Chhabria A. Psychogenic Pain Disorder – Differential Diagnosis and Treatment. J Assoc Physicians India. 2015;63(2 Suppl):36-40. 4. Seminowicz D, Pustilnik A, Gioioso MK, et al. Haythornthwaite, & Tor D. Wager, Panel 3: Chronic Pain, “Psychogenic” Pain, and Emotion, 18 J. Health Care L. & Pol’y 275 (2015). Available at: http:// digitalcommons.law.umaryland.edu/jhclp/vol18/iss2/5

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Gastroenterology

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L. reuteri DSM 17938 + vitamina D: aliados para volar más protegidos

Gastroenterology

En un estudio aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, se incluyeron 32 niños entre 6 y 14 años con asma persistente leve controlada, alergia a los ácaros del polvo, bajo tratamiento regular con montelukast (5 mg/día) y niveles séricos de 25-hidroxi vitamina D <30ng/mL.5

• Reducción significativa de la fracción espirada de óxido nítrico (FeNO) y del cambio en el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) durante el tratamiento y 30 días después de su finalización.

Durante el tratamiento, el grupo A no tuvo cambios significativos en la puntuación media de la prueba de control del asma infantil, mientras que en el grupo B se presentó una reducción significativa.5 Estos resultados permiten concluir que L. reuteri DSM 17938 más vitamina D3 es eficaz para reducir la inflamación bronquial en niños con asma y alergia a los ácaros del polvo. Estos hallazgos se asociaron con el aumento de los niveles de vitamina D3.5

Referencias

REFERENCIAS: 5. Miraglia Del Giudice M, Maiello N, Allegorico A, et al. Lactobacillus reuteri DSM 17938 plus vitamin D3 as ancillary treatment in allergic children with asthma. Ann Allergy Asthma Immunol. 2016;117(6):710-712.

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El equipo para volar más protegidos

Gastroenterología

L. Reuteri DSM 17938 + vitamina d en la prevención de infecciones respiratorias y gastrointestinales

En general, determinadas cepas probióticas, como L. reuteri DSM 17938, pueden apoyar las funciones respiratorias, digestivas e inmunitarias por su capacidad para promover la maduración de las respuestas humorales, en especial de la inmunoglobulina A (IgA), para mejorar la respuesta inmunitaria de los linfocitos Th1 y reducir las citocinas Th2, lo que produce efectos antiinflamatorios.1

L. reuteri DSM 17938 en niños:
En un estudio practicado en 336 niños que asistían a jardines infantiles (6-36 meses de edad), quienes fueron asignados aleatoriamente al grupo L. reuteri DSM 17938 o al grupo placebo, se observaron los siguientes resultados, luego del período de intervención (12 semanas):2

Al finalizar el período de seguimiento (semanas 12-24), se observaron los siguientes resultados:2

Estos datos permiten concluir que los niños que asisten a jardines infantiles tienen un riesgo significativamente menor de contraer una infección respiratoria o gastrointestinal cuando reciben L. reuteri DSM 17938.2

L. reuteri DSM 17938 en adultos
En un ensayo enmascarado y controlado con placebo, cuyo objetivo era comprobar la seguridad y tolerancia del tratamiento diario de adultos con L. reuteri DSM 17938 durante 2 meses, se evidenció que, además de ser seguro y bien tolerado, el uso de esta cepa probiótica produjo un aumento significativo de la calprotectina fecal, lo que confirma el efecto ejercido en el aumento de la secreción de péptidos antimocrobianos en el intestino de adultos sanos. Esto se traduce en el papel preventivo que puede desempeñar L. reuteri DSM 17938 en el desarrollo de procesos infecciosos.3

Referencias

1. Ciprandi G, Tosca MA. Probiotics in Children with Asthma. Children (Basel). 2022;9(7):978. 2. Miraglia Del Giudice M, Maiello N, Decimo F, et al. Airways allergic inflammation and L. reuterii treatment in asthmatic children. J Biol Regul Homeost Agents. 2012;26(1 Suppl):S35-40. 3. Li L, Fang Z, Liu X, et al. Lactobacillus reuteri attenuated allergic inflammation induced by HDM in the mouse and modulated gut microbes. PLoS One. 2020;15(4):e0231865.

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HISTORIA DE LA TERAPIA DE REEMPLAZO DE ENZIMAS PANCREÁTICAS (TREP).

Gastroenterology

Hoy en día existen en el mercado diversos preparados de pancreatina.2 Le gustaría conocer qué hace único a Creon®?


Para responder a esta pregunta, demos un vistazo a la historia del desarrollo de los preparados de enzimas pancreáticas.

En 1859, por primera vez, el fisiólogo francés Claude Bernard aisló una sustancia de jugo pancreático llamado pancreatina, que mostró todos sus efectos naturales experimentalmente cuando se disolvió en agua.1 A partir de ese momento, la historia de preparaciones pancreáticas se inició. Vea el vídeo para seguir adentrándose en la historia de los preparados de las enzimas pancreáticas.

En 1879, el médico alemán Hermann Engesser definió las primeras características del preparado ideal de pancreatina. A partir de ese momento, se suplementaron. Hoy en día, disponemos de una lista de requisitos para la preparación «ideal» de enzimas pancreáticas basada en el proceso digestivo fisiológico.2 Incluye:2

  • Liberación rápida de la enzima en el intestino delgado a aproximadamente pH6 con una eficacia de 2 h
  • Tamaño de partícula inferior a 1.7 mm para pasar el píloro
  • Resistencia al jugo gástrico
  •  Área superficial grande específica
  • Mezcla óptima con el quimo

CREON MINIMICROSPHERES® CUMPLE LOS REQUISITOS DE LA TERAPIA DE REEMPLAZO DE ENZIMAS PANCREÁTICAS*2,3 «IDEAL»

Referencias

*Estudio in vitro que compara seis marcas de terapia de reemplazo de enzimas pancreá cas (TREP): Creon® (10000, 25000, and 40000), Panzytrat (10000, 25000, y 40000), Pangrol (10000, 25000, y 40000), Cotazym (20000), Ozym (10000, y 20000) y Pankrea n (Mikro- Ra opharm 20000). 1. Capurso G, Traini M, Piciucchi M, Signore M, Arcidiacono PG. Exocrine pancrea c insufficiency: prevalence, diagnosis, and management. Clin Exp Gastroenterol. 2019;12:129-139. 2. Löhr JM. et al. Proper es of different pancrea n prepara ons used in pancrea c exocrine insufficiency. Eur J Gastroenterol Hepatol. 2009 Sep;21(9):1024-31. 3. Company Core Data Sheet Pancrea c Enzymes, date of Approval: 27/01/2022.

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¿Son eficaces los fibratos?

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4 Beneficios del alcance de metas de no-HDL en población colombiana.

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