Vertigo: ¿cómo afecta el equilibrio del paciente?
El equilibrio es un sentido que requiere aprendizaje desde la infancia: sostener la cabeza, sentarse, gatear, ponerse de pie, caminar, etc. Requiere permanente reentrenamiento. El paciente que sufre vértigo periférico debe reiniciar movimiento tan pronto los síntomas se lo permitan, para reentrenar el equilibrio.
Los órganos sensores del equilibrio son tres: los ojos, para detectar distancias y relaciones con lo que nos rodea; la propiocepción, que nos permite conocer permanentemente las relaciones entre las diferentes partes del cuerpo, con lo que estamos en contacto en los pies, la espalda, la columna cervical, etc.; y el oído en el laberinto vestibular, que detecta los cambios de aceleración linear en las tres dimensiones y los cambios de aceleración angular, también en las tres dimensiones. El laberinto óseo del oído interno anterior contiene la cóclea, aparato de la audición; el laberinto óseo posterior contiene el laberinto membranoso que, a su vez, consta de los tres canales semicirculares con sus tres extremos ampulares para detectar aceleraciones angulares y el utrículo y el sáculo, con sus máculas, para detectar movimientos lineales. Todos estos elementos tienen sus conexiones con los núcleos vestibulares del tallo cerebral y, a su vez, con la corteza cerebral, el cerebelo, los núcleos motores oculares, con la vía motora, etc.
Cada uno de estos órganos cuenta con células ciliadas que se afectan con los movimientos, transmitiendo cambios de potencial de descarga, dependiendo del movimiento que se realice. En las máculas del utrículo y del sáculo se encuentran los otolitos, microcristales que le dan masa a la capa de mucopolisacáridos que está por encima de las células ciliadas y contiene en su interior las cilias de estas. Esta capa de mucopolisacáridos se afecta por la inercia en los movimientos lineales. Los otolitos se pueden soltar, por trauma, de la superficie de mucopolisacáridos en el utrículo, salir por el extremo no ampular de los canales semicirculares y depositarse cerca de las ampollas de estos, produciendo estímulos anormales que generan vértigo. Esto se conoce como vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) por canalolitiasis.