Sexualidad y salud después de los 50: un vínculo entre paciente y doctor
El estado de salud, la edad y la evolución física y psicológica son algunos de los factores que influyen en la respuesta sexual fisiológica. Sin embargo, no son los únicos. Los factores psicosociales, relacionales y vivenciales desempeñan un papel preponderante que puede hacer de la sexualidad una experiencia satisfactoria o desagradable, más aún cuando se pasa el umbral de los 50 años.1
Hablar de sexualidad con las mujeres que se aproximan a la menopausia o ya están atravesando esta etapa implica hacer un reconocimiento individual de cada mujer, sin separar lo físico de lo psicológico ni lo social y relacional de lo vivencial. Más que de identificar síntomas, de lo que se trata es de hacer un abordaje holístico que todas las dimensiones de la persona.1,2
Para empezar, es necesario revisar las propias actitudes y creencias frente a la sexualidad que puedan generar rechazo en las pacientes. Si el profesional de la salud no se siente cómodo con el tema, lo más probable es que no se establezca una comunicación asertiva que permita explorar las preocupaciones o percepciones de las mujeres.1,2
Un espacio seguro para hablar
Las mujeres deben sentir que la consulta es un espacio seguro, pero ¿cómo iniciar la conversación y transmitir la sensación de confianza? Una técnica que permite ofrecer y recoger información, de manera cálida y empática, es el modelo de intervención PLISSIT. Este es un acrónimo que incluye cuatro niveles de intervención: permiso, información limitada, sugerencias específicas y terapia intensiva.1
Permiso: El hecho de que el profesional de la salud abra explícitamente el espacio para hablar de sexualidad ayuda a las pacientes a sentir la confianza necesaria para expresarse. Afirmaciones como “yo siempre les pregunto a mis pacientes si tienen algún problema sexual porque, independiente de la edad, la sexualidad es una parte importante de la vida” aumenta la libertad y comodidad para hacer preguntas sin la vergüenza que puede generar en ellas abordar el tema.1,2
Información limitada: Este punto representa la oportunidad de ofrecer información sobre la anatomía y fisiología sexual para disipar creencias erróneas que puedan estar afectando la función sexual de las pacientes.1
Sugerencias específicas: Según cada caso particular, se dan pautas para mejorar la satisfacción sexual. Estas sugerencias pueden incluir un tratamiento médico específico, asesoría psicológica o una combinación de ambos.1
Terapia intensiva: Si se identifican otros problemas de fondo, se hace la recomendación de recibir atención por parte de un profesional experto, por ejemplo, en temas de pareja.1
Ahora bien, para garantizar una comunicación respetuosa y fluida, se pueden tener en cuenta algunos puntos clave:1
- Evitar juicios morales o religiosos acerca de la vida sexual de la paciente.
- Respetar la terminología utilizada por la paciente y usar un lenguaje que sea comprensible para ella.
- Utilizar un tono y una expresión corporal que normalicen la situación.
- Tener en cuenta que no todos los problemas sexuales están relacionados con la genitalidad.
Referencias
- Molero F, Castaño R, Castelo-Branco C, et al. Vida y Sexo más allá de los 50. MenoGuía AEEM. Primera edición: Abril 2014. Aureagràfic, s.l. Barcelona 2014.
- Savoy M, O’Gurek D, Brown-James A. Sexual Health History: Techniques and Tips. Am Fam Physician. 2020;101(5):286-293