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La música como intervención complementaria en salud cardiovascular: evidencia y aplicaciones clínicas.

Cardiovascular

Diversos estudios han demostrado que la música puede tener efectos fisiológicos medibles sobre el sistema cardiovascular, actuando principalmente a través de la modulación del sistema nervioso autónomo. La exposición a música relajante (60–80 bpm) ha mostrado reducir la frecuencia cardíaca, la presión arterial sistólica y diastólica, y los niveles de cortisol, lo que sugiere un efecto directo sobre la respuesta al estrés 1. En un estudio presentado en el Congreso del Colegio Americano de Cardiología, pacientes post-infarto que escucharon música relajante durante 30 minutos diarios mostraron una reducción significativa en la ansiedad, el dolor torácico y la mortalidad cardíaca a lo largo de siete años de seguimiento1.

Además, la música puede potenciar la adherencia y el rendimiento en programas de rehabilitación cardíaca. Según investigaciones publicadas en Psychology of Sport and Exercise, la música durante el ejercicio puede actuar como distractor del dolor y la fatiga, permitiendo sesiones más prolongadas y efectivas 1. También se ha observado que la música puede mejorar la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV), un marcador de salud autonómica y pronóstico cardiovascular. Aunque gran parte de la evidencia proviene de estudios observacionales o con muestras pequeñas, los resultados son consistentes y respaldan el uso de la música como intervención complementaria no farmacológica en pacientes con enfermedad cardiovascular estable.

Referencias

https://www.heart.org/en/news/2021/03/03/la-musica-puede-ser-beneficiosa-para-el-corazon-nos-calma-o-nos-da-mas-energia